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CAUSAS
El virus de la leucemia felina (FeLV) es un virus presente en todo el mundo. Cualquier gato puede ser infectado por el virus, pero el riesgo de infección varía muchísimo dependiendo de la edad, los hábitos, el estado de salud general y el entorno en el que vive. El virus no infecta a otros animales domésticos ni a las personas
El FeLV puede transmitirse por el acicalamiento mutuo (incluido el de la madre a los gatitos) o a través de heridas causadas por mordeduras. El virus está presente en los líquidos corporales, especialmente en la saliva y en la orina y las heces. El virus no sobrevive fuera del cuerpo del gato, de modo que suele ser imprescindible un estrecho contacto entre el animal infectado y el sano para su transmisión
El virus también puede ser transmitido por la madre a los gatitos durante la gestación y, después de nacer, a través de su leche
Una vez el animal ha resultado infectado, el virus se multiplica en el torrente sanguíneo. Durante esta fase inicial el gato puede vencer la infección y acabar con el virus, incluso sin manifestar síntoma alguno. Sin embargo, en algunos gatos el sistema inmunitario no puede erradicar el virus, y estos animales quedan infectados persistentemente durante el resto de la vida. Enferman y acaban muriendo meses o años después de sufrir la infección inicial
SINTOMAS
La infección persistente por el FeLV puede propiciar la aparición de un gran número de enfermedades y alteraciones crónicas. Las más habituales se describen a continuación
- Fiebre y letargo
- Pérdida de apetito
- Adelgazamiento paulatino
- Deterioro del pelaje
- Inflamación de los ganglios linfáticos
- Lenta recuperación de enfermedades corrientes
- Anemia; se presenta en alrededor del 25% de los casos y se manifiesta, entre otros, por palidez de las encías y otras mucosas.
- Infecciones de la piel o de las vías respiratorias superiores
- Signos gastrointestinales
El cáncer afecta en torno al 15% de los gatos infectados y puede ser de los tipos siguientes:
- Médula ósea (leucemia)
- Cáncer (linfosarcoma) en uno o más de los órganos siguientes:
- Ganglios linfáticos
- Timo
- Riñones
- Intestino
- Hígado
- Ojos o nariz
- Ganglios linfáticos
DIAGNÓSTICO
clínico
- Los síntomas son siempre demasiado inespecíficos como para emitir un diagnóstico con certeza, sobre todo durante los primeros meses.
- Cualquier gato que presente un retraso en su crecimiento o un claro deterioro de su masa corporal (son animales de menor tamaño y con aspecto flaco) debe despertar la sospecha del veterinario.
Pruebas diagnósticas
La presencia del virus en el torrente sanguíneo puede confirmarse con pruebas de laboratorio.
- El veterinario realiza habitualmente una prueba ELISA en el laboratorio de la clínica.
- A veces se necesitan otros análisis de sangre para confirmar el diagnóstico y completar el cuadro clínico.
- Estas pruebas resultan negativas a veces en el caso de ciertos tipos de tumores porque el virus ya no se encuentra en la sangre (aunque si puede seguir presente en otras partes del organismo); en estos casos es necesario practicar una biopsia del órgano afectado
TRATAMIENTO
No existe ningún medicamento que pueda eliminar el virus de la leucemia felina o que pueda curar las enfermedades que provoca; de hecho, únicamente puede aplicarse un tratamiento de soporte. A pesar de ello, ese tratamiento puede hacer que el gato mantenga una calidad de vida aceptable durante muchos meses o años
Soporte general
- A menudo se precisan largos ciclos de antibióticos para erradicar las infecciones oportunistas.
- Es conveniente evitar cualquier fuente de estrés, como el que el animal sufre cuando se introducen cambios en su rutina o en su lugar de residencia habitual.
- Evitar el contacto con fuentes potenciales de otras enfermedades contagiosas como gatos sin vacunar y no permitir que pasee por el exterior.
- Detectar y tratar con rapidez
PREVENCIÓN
La VACUNA puede evitar la infección persistente y consecuentemente la enfermedad. La vacuna contra el virus de la leucemia felina puede estar incluida en la vacunación general, o bien se puede ofrecer como un complemento de ésta. Por tanto, hable detenidamente con el veterinario sobre sus necesidades
El veterinario le aconsejará sobre el programa de vacunación más adecuado para su gatito o su gato.
La vacunación no servirá de nada si su gato está infectado ya. De ahí la importancia de comprobar que no esté infectado por el virus de la leucemia antes de vacunarlo. Escoja un gatito de una gata que sepa que no está infectada por el virus. Si no está seguro, o si quiere adoptar un adulto, el veterinario puede recomendarle hacer un análisis de sangre
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