Ser veterinario es ...

Cuándo me gradué, escuché atentamente este juramento, jamás había entrecruzado sus frases y señas, hasta ese momento. Como juegos de legos o tablas matemáticas, interpreté y razone el servicio y su propósito.

Ser veterinario es entender el lenguaje corporal de los animales, pedidos mudos de ayuda, interpretar gestos y actitudes de dolor, y conocer la forma de aliviarlos. 

Es tener el coraje de penetrar en un mundo diferente y ser igual.

Es tener capacidad de comprender gratitudes mudas, sin duda alguna, las únicas verdaderas del día a día, entre consultas y tratamientos, convivir lado a lado con enseñanzas profundas sobre amor y vida.





Comentarios